Eleanor vive en una casa minúscula con su madre, su padrastro y sus
cuatro hermanos. Los cinco comparten habitación. Park vive con sus
padres y su hermano pequeño. Tiene su propio equipo de música y un
colchón de agua.
El padrastro de Eleanor es un alcohólico y tiene a la familia
aterrorizada. El padre de Park es un veterano que conoció a su mujer
cuando luchaba en la guerra de Corea. Park no conoce a ninguna otra
pareja que se quiera tanto como sus padres.
Los dos se sientan juntos en el autobús porque no les queda otro
remedio, pero no tienen nada en común, ningún motivo para dirigirse la
palabra. Ella, con su pelo rojo rizado y su ropa estrafalaria, es el
blanco de muchas burlas. Él es demasiado friki para ser popular, pero en
general le dejan tranquilo y no quiere que eso cambie.
Lo que ocurre a continuación tendrás que descubrirlo en las páginas de Eleanor & Park. No es difícil imaginar qué pasa, pero en este libro lo importante es cómo.
La relación entre los protagonistas está narrada con mucho realismo,
sin prisa, dejándoles el espacio que necesitan. Su comportamiento
siempre resulta creíble, siempre es coherente con su personalidad. Por
sus circunstancias, Park asimila mejor sus sentimientos, pero nunca deja
de ser un chico de dieciséis años al que le importa (aunque sea poco)
lo que opinen los demás. Eleanor, que ha tenido una vida muy difícil, no
sabe si es mejor lanzarse de lleno en el romance o dejarlo correr,
porque la experiencia le dice que las cosas buenas siempre terminan, y
no quiere sufrir aún más.
Como dice la frase promocional, Eleanor y Park son dos outsiders:
ella porque es grande y lleva una ropa horrible, y él porque es
asiático, practica taekwondo y lee cómics. Ninguno de los dos son
atractivos (nada que ver con la típica pareja de guapos a la que estamos
acostumbrados en muchos libros y todas las series de televisión), pero
Rainbow Rowell consigue que nos creamos la atracción que hay entre
ellos.
Quizá el ritmo sea un poco lento hacia la mitad de la novela, pero seguro que no te importa porque Eleanor & Park es uno de esos libros que enamoran, que se leen sin prisa y que se disfrutan de principio a fin.
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