Alicia en el pais de las maravillas - Lewis Carroll

Alicia es una niña a la que no le gusta leer libros sin dibujos. Un día se encuentra con su hermana a la orilla de un río, aburrida y de repente ve cómo un conejo blanco revisa su reloj y exclama que llega tarde. ¿De dónde viene el conejo y por qué llega tarde? Movida por la curiosidad Alicia lo sigue y llega a un mundo subterráneo lleno de maravillas, donde vive miles de aventuras que rozan lo irracional, donde las situaciones son como en los sueños y los animales hablan.

2 comentarios:

  1. Me encanta este libro. Gracias por recordarlo!
    Lore

    ResponderEliminar
  2. El Gato sonrió al ver a Alicia.
    Parecía tener buen carácter, consideró Alicia; pero también tenía unas uñas muy largas y un gran número de dientes, de forma que pensó que convendría tratarlo con el debido respeto.
    – “Minino de Cheshire”, empezó algo tímidamente, pues no estaba del todo segura de que le fuera a gustar el cariñoso tratamiento; pero el Gato siguió sonriendo más y más. “¡Vaya! Parece que le va gustando”, pensó Alicia, y continuó: “¿Me podrías indicar, por favor, hacia dónde tengo que ir desde aquí?”.

    – “Eso depende de a dónde quieras llegar”, contestó el Gato.
    – “A mí no me importa demasiado a dónde…”, empezó a explicar Alicia.
    – “En ese caso, da igual hacia dónde vayas”, interrumpió el Gato.
    – “…siempre que llegue a alguna parte”, terminó Alicia a modo de explicación.
    – “¡Oh! Siempre llegarás a alguna parte”, dijo el Gato, “si caminas lo bastante”.
    A Alicia le pareció que esto era innegable, de forma que intentó preguntarle algo más: “¿Qué clase de gente vive por estos parajes?”.
    – “Por ahí”, contestó el Gato volviendo una pata hacia su derecha, “vive un sombrerero; y por allá”, continuó volviendo la otra pata, “vive una liebre de marzo. Visita al que te plazca: ambos están igual de locos”.
    – “Pero es que a mí no me gusta estar entre locos”, observó Alicia.
    – “Eso sí que no lo puedes evitar”, repuso el gato; “todos estamos locos por aquí. Yo estoy loco; tú también lo estás”.
    – “Y ¿cómo sabes tú si yo estoy loca?”, le preguntó Alicia.
    – “Has de estarlo a la fuerza”, le contestó el Gato; “de lo contrario no habrías venido aquí”.

    ResponderEliminar